Existen algunos aspectos básicos que debemos tener en cuenta para realizar el mantenimiento del hogar y que nos salvaguardarán de cualquier tipo de responsabilidad ante siniestros:
Revisar semestralmente las instalaciones eléctricas y de fontanería para prevenir los accidentes y atajar a tiempo las posibles roturas, sobre todo si se trata de una casa con algunos años de antigüedad.
Contratar a profesionales que realicen el mantenimiento del hogar, fundamentalmente si se trata del sistema eléctrico o de las tuberías del gas y el agua. Realizar los trabajos uno mismo es una opción más económica pero a la larga el problema podría agravarse.
Revisar el funcionamiento de equipos como la nevera, la lavadora, el calentador de agua o la lavavajillas. Estos electrodomésticos suelen presentar señales premonitorias de fallo por lo que podrás arreglarlos o reemplazarlos antes de que causen un daño mucho más serio.
Cuidar el jardín evitando que las ramas o las raíces de los grandes árboles crezcan y hagan daño a la estructura de la casa o a la de nuestros vecinos.
Proteger los puntos débiles de la casa, sobre todo en caso de lluvias fuertes. Si sellas las puertas, las ventanas y las chimeneas podrás evitar las inundaciones internas que suelen causar graves daños a los muebles.
Mantener limpio el techo, sobre todo en época de invierno cuando hay grandes nevadas. De esta forma evitarás los derrumbes provocados por un peso excesivo.
Ante manchas inusuales o ruidos extraños, contactar inmediatamente con un técnico especializado ya que podría tratarse de problemas serios en las instalaciones del agua o el gas.
Limpiar al menos una vez al año el sistema de calefacción y los canales exteriores de desagüe.
Desconectar de la corriente todos los equipos eléctricos si se estará fuera de casa durante un periodo de tiempo considerable. Además, si está dentro de tus posibilidades, puedes instalar un sistema de domótica que te permitirá controlar a distancia todas las instalaciones de la casa y te avisará ante eventuales fallos.
Planificar un presupuesto anual que cubra los gastos imprevistos del hogar como los pequeños trabajos de fontanería o de electricidad. Recuerda que solucionar el problema a tiempo será siempre la opción más económica y más beneficiosa para todos.
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